El gobierno de la ciudad a cargo de Claudia Sheinbaum y todo su equipo solicitaron una orden de aprehensión en contra del actual senador, por lo que la 4T y los morenos no le han hecho ni cosquillas a Mancera, ya que para empezar goza de fuero federal, por lo que no podrá ser arrestado, además de que un juez federal no concedería dicha orden sin haber una razón de por medio.
En las últimas semanas se corrió la versión de que la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México estaba a nada de pedir una orden de captura en contra de Miguel Ángel Vázquez, ex subsecretario de Administración y Capital Humano.
Lo señalan de ser el artífice de un ilegal manejo de la abultada nómina capitalina, de donde supuestamente se desviaron decenas de millones de pesos para las campañas políticas del PRD.
La semana pasada se dieron a conocer las órdenes de aprehensión en contra de Edgar Tungüí Rodríguez, exsecretario de Obras, y de Felipe de Jesús Gutiérrez, exsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda, ambos durante la pasada administración.
Apenas este fin de semana, la Contraloría General de la Ciudad de México anunció la inhabilitación por 10 años del ex coordinador general de la Central de Abasto, Julio César Serna, que es lo más cerca que hasta ahora han estado del primer círculo de Mancera.
Todo parece indicar que la 4T quiere apretar al hoy coordinador del PRD en el Senado para que le baje dos rayitas a sus posiciones políticas en la Cámara Alta, pero da la casualidad que desde hace tiempo el exjefe de Gobierno abandonó a su suerte al equipo.
Antes de las órdenes de aprehensión, los exfuncionarios manceristas se reunían cada semana a tomar café e intercambiar información sobre las investigaciones que en su contra estaban realizando desde el gobierno de Claudia Sheinbaum.
La queja constante era que su exjefe político los había abandonado a su suerte, cosa que por cierto era cierta.
Dicen que de todos los hasta ahora investigados, el que más peligra es Miguel Ángel Vázquez, pero no tanto por las operaciones financieras que hizo –que por supuesto serán la base de las acusaciones–, sino por su activismo político.
La primera razón fue porque le querían arrebatar el control que tenía sobre Juan Ayala y las secciones que conforman el Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno capitalino, cosa que prácticamente ya hicieron.
La segunda es que –contra todo consejo–, el veracruzano Vázquez se aferró a querer formar su propio partido, lo cual no gustó para nada a los jerarcas morenos y como le valió al exfuncionario lo que dijeran, siguió adelante.
Y la tercera es que en el Antiguo Ayuntamiento quieren tener el voto de la diputada local perredista, Paula Castillo Mendieta, que para más señas es su esposa, y con ella amarrar la mayoría calificada.
Por todas estas cosas es que el exadministrador del gobierno capitalino es quien más peligra, cosa que no le interesa a Mancera.
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