Por Victoria Carrasco Sánchez
Sobre la "Alegoría de la primavera" (en italiano, Allegoria della primavera), mejor conocida como La primavera, es una de las obras maestras de este artista renacentista italiano. Está realizado al temple sobre tabla y mide 203 cm de alto por 314 cm de ancho. Su fecha de realización fue probablemente entre 1477 y 1482. Se conserva en la Galería Uffizi, en Florencia (sala 10-14, llamada "de Botticelli", Inv. 1890 n. 8360). "La primavera" muestra claramente la influencia de la cultura neoplatónica de la corte de Lorenzo el Magnífico. En ella, se muestra una fábula mitológica que contrasta ampliamente con la pintura religiosa cristiana medieval. Entre muchas interpretaciones, la mayoría de los eruditos afirman que la figura central corresponde con Afrodita, la diosa del amor en la mitología griega, quien ataviada con túnica blanca y un manto rojo, eleva su brazo derecho en señal de saludo e invitación a su jardín. A la derecha de este cuadro aparece el dios del viento del oeste: Céfiro, en el momento en que rapta a la ninfa Cloris, vestida con una túnica transparente; sin embargo, en el momento del rapto Céfiro se enamora de la ninfa y la convierte en su consorte, instante en el que esta se convierte en Flora, la diosa de las flores y los jardines, que es la figura que aparece junto a Afrodita que en sus manos tiene una cesta de flores que va esparciendo por el suelo. El instante de la transformación está simbolizado por el ramo de flores que surge de la boca de Cloris. Otro detalle es que Afrodita aparece con Eros (deidad del amor en la mitología griega), que dirige su flecha hacia las tres Gracias que danzan: diosas del encanto, la belleza y la fertilidad (Aglaya, Eufrósine y Talía en la mitología griega), quienes representan, respectivamente, la castidad, la voluptuosidad y la belleza. En el costado izquierdo aparece Hermes, vestido con una clámide roja decorada con llamas, con casco y daga y con sus típicas botas aladas; con el brazo derecho sostiene un caduceo; como deidad que rige la razón, Hermes (o Mercurio romano), dirige la mentalidad humana hacia la divinidad. La interpretación más verosímil es la que señala el circuito del amor de lo material a lo espiritual: el amor llega como pasión con la figura de Céfiro y se convierte en contemplación con Hermes. Hay que destacar que Eros es hijo de Afrodita y Hermes, y estos tres personajes comparten el elemento de las llamas del amor, que aparece en la flecha de Cupido, en el escote del vestido de Afrodita y en la túnica de Hermes. La composición se enmarca en un bosque de naranjos, pinos y laureles, que suponen un escenario ordenado y vertical para servir de fondo, casi plano y severo, a los personajes representados. Tras Afrodita hay un mirto, planta tradicionalmente sagrada. La parte derecha está hecha de árboles doblados por el viento o por la fuerza creadora, en concreto laureles y el suelo es una capa de hierba muy oscura en la que están detalladas flores típicamente toscanas que aparecen en el mes de mayo: margaritas, violetas, rosas, eléboros, viboreras, tusilagos, fresas, muscari, amapolas, acianos, jazmines, jacintos y ranúnculos. Son también reconocibles las de Flora: en la cabeza lleva violetas, acianos y una ramita de fresas silvestres; en torno a su cuello, una corona de mirto; en el manto lleva rosas; por último, va esparciendo nomeolvides, jacintos, iris, siemprevivas, clavellinas y anémonas. De la boca de la ninfa Cloris surgen pervincas, fresas, rosas, anémonas y acianos. En los pies de las Gracias hay nigella, nomeolvides, azafrán y euforbia.
Cabe también señalar que sobre esta obra se ha relacionado con el diálogo del El Simposio o Banquete del filósofo griego Platón; donde se menciona la existencia de dos Afroditas: Afrodita Urania (celeste), que representaría el amor puro y espiritual, y Afrodita Pandemos (popular), que significaría el amor vulgar, material. Esta diferenciación entre dos Afroditas como personificaciones de dos tipos de amor fue recogida por la Academia Platónica Florentina, en cuyo ambiente estaba inmerso Botticelli. El filósofo, Marsilio Ficino, uno de los principales teóricos de la escuela, recuperó la figura de Afrodita como modelo de virtudes y de exaltación mística, y uso en contraposición las dos figuras de Afrodita como símbolos de lo que hay de divino y de terrenal en la mujer. Botticelli recogió esta idea, donde las figuras representadas simbolizarían el circuito del amor, desde el terrenal representado por Céfiro hasta el celestial simbolizado por Mercurio2.
Un dato curioso es que en la mayor parte de las pinturas famosas de Botticelli se usó a la misma modelo. Con la finalidad de ahorrarse dinero, Botticelli utilizaba a la misma mujer como modelo. Con los años memorizó sus facciones y proporciones, que llegó incluso a pintarla sin la necesidad de tenerla enfrente, con lo que ahorró más dinero.3
NOTAS:
1.- PIJOÁN, José (1979).Summa Artis: Historia General del Arte vol. XIII Arte del Período Humanístico: Trecento y Cuatrocento. Madrid: Espasa-Calpe. p.430
2.- https://es.wikipedia.org/wiki/La_primavera_(Botticelli)
3.- https://artefeed.com/datos-curiosos-arte/
INFOGRAFÍA:
https://es.wikipedia.org/wiki/Sandro_Botticelli
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