EL QUE HAMBRE TIENE…
Para los que aún creían en los cuentos de que Juan Ayala seguiría siendo el líder de los trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México, el miércoles por la noche Claudia Sheinbaum presumió la toma de nota de Héctor Castelán Moreno como nuevo dirigente.
En su cuenta de Twitter, el pasado 14 de julio, a las 19:40 horas, la jefa de Gobierno subió una foto con Castelán, en la que ambos mostraban el documento con el cual el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje avalaba la legalidad del nombramiento.
Habrá que recordar que el pasado 10 de julio, un consejo extraordinario organizado por Ayala para ratificar su reelección por cuatro años más, se le volteó al hoy exdirigente y los consejeros le dieron las gracias.
El depuesto líder juró y perjuró que él seguía siendo secretario general, pues así lo había decidido una asamblea extraordinaria realizada en 2017, y que iría por el camino legal para demostrarlo.
Su autoengaño le duró un mes, y eso porque se atravesó el periodo vacacional de los magistrados del TFCA, pero una vez que se reanudaron las actividades las autoridades laborales le ratificaron el golpazo.
Por lo pronto, Castelán Moreno asume el SUTCDMX por lo que resta del año, y tendrá que convocar en enero, bajo los lineamientos de la nueva Ley Federal del Trabajo, a elecciones de nueva dirigencia.
Aunque es interino, el nuevo líder tiene toda la intención de elegirse, en definitiva, solamente que antes tiene que apaciguar los ánimos al interior del gremio, que si no se tiene cuidado se puede fracturar, afectando a la propia Sheinbaum.
Con la primera que se tiene que sentar a negociar es con la coalición opositora que permitió el cambio de dirigencia, y que sin su actuar judicial ante el TFCA no hubiera sido posible acabar con Ayala.
Del lado de la coalición esperan que Castelán les invite un cafecito para platicar cómo es que van a defender el interés de los trabajadores, y no sólo del gobierno.
Hay que recordar que, si este grupo tiró a Juan con un recurso legal que avaló el TFCA, podría suceder exactamente lo mismo con Hugo y 22 dirigentes seccionales más, pues fueron reelectos de la misma forma ilegal; los magistrados no podrían dictaminar diferente.
Y otro líder al que le cayó encima en peso del Estado es al bombero Ismael Figueroa, que junto con Juan Ayala buscó ser diputado por el PRD, combatiendo con todo a Claudia y a YSQ, y perdieron. Por ambiciosos, ambos se quedaron sin el control de sus respectivos sindicatos; sin una curul y, si se portan mal, hasta con una orden de aprehensión.
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