RENOVARSE O MORIR
Un parto más que doloroso les espera a los morenos rumbo a la renovación de su dirigencia nacional, pues está muy claro que a Yeidckol Polevnsky y a su camarilla, como los bautizaron sus enemigos— el proceso ya se les fue de las manos.
Aunque en un principio no lo tomaron en serio y hasta fingieron desconocerlo, está claro que el activismo de Alejandro Rojas Díaz Durán les ha abierto un flanco que la llamada nomenclatura morenista no puede cerrar.
Es evidente que el proceso de renovación de Morena ya se judicializó y que la actual dirigencia tendrá que hacer maletas para dar paso a otro tipo de partido, muy distinto al que a ellos les entregaron.
Por principio de cuentas, Polevnsky, quien ha externado abiertamente sus aspiraciones a repetir en el cargo, por lo que no sería reelección, porque ella es secretaria general en funciones de presidenta, ha quedado prácticamente fuera de la contienda.
En primer lugar, porque está claro que perdió la confianza de López Obrador y, en segundo lugar, porque, con su activismo, Rojas Díaz Durán le redujo el margen de maniobra con la militancia, a la que dejó en un total abandono.
El primer golpe jurídico asestado a Polevnsky fue la impugnación sobre el raquítico padrón que su partido registró y con el que quieren realizar las votaciones internas. Sólo registraron a 317 mil militantes, la mayoría afines, para garantizar su elección.
Pero, en el camino, la dirigente no sólo cometió el error de ignorar a Rojas Díaz Durán, por cierto, suplente del senador Ricardo Monreal, sino de pelearse con Gabriel García, un hombre clave para López Obrador, pues es su operador político de cabecera.
Si Yeidckol insiste en aferrarse, además del manotazo presidencial, puede ocasionar un incendio en la pradera morenista, que alcanzaría a todos los animales de la granja y ni siquiera llegarían en condiciones a 2021.
Menospreciaron el activismo de Rojas Díaz Durán, quien recogió la inconformidad de las bases del partido, que sienten que, a pesar de haber apoyado con todo para que Morena arrasara en 2018, la Revolución sigue sin hacerles justicia.
Lo mejor que Polevnsky podría hacer es allanarle el camino a Bertha Luján, favorita de quien manda, antes de que sea tarde y ni siquiera esa candidatura pueda procesar, teniendo que buscar una tercera vía.
Porque está más que claro que el suplente de Monreal no ha recorrido el país solamente para tomar café y pedir apoyo para buscar la presidencia de Morena, qué la buscará, sino para tejer redes que puedan servir al zacatecano en 2024. Y para eso se pintan solos.
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