En la Mira...
Gabriel Zendejas
¿Autogobierno en prisiones?
Alguna autoridad que busque someter o controlar a la población penitenciaria de cualquier prisión de la Ciudad de México o del país a través del retiro de tajo las drogas sintéticas, el tabaco o el alcohol, comete uno de los peores errores, porque no hay que olvidar que la adicción es casi inmediata. Hacerlo sería el equivalente a que le explote un cartucho de dinamita en las manos.
Según la teoría de Pedro Arellano, experto hombre aplicado en el tema, y en la práctica por más de 24 años en el Sistema Penal Nacional, esto es una dolorosa realidad de la que no se habla, no obstante de ser la causa de los autogobiernos, es decir, integrantes del crimen organizado que realizan funciones de autoridad relacionadas con la administración.
Éstos controlan el suministro de drogas que representan el "consuelo" para muchos presos que no tienen otra alternativa, pero si el interno ya es adicta de tiempo atrás, entonces si se le retira la droga se desata una crisis de abstinencia y a su vez trastornos psiquiátricos.
Hasta ahora en las direcciones de los penales en el interior del país, existe el "compadrazgo", es decir, son amigos de gobernadores o presidentes, fenómeno que incluye a las cárceles federales, y los directores no tienen la preparación y el conocimiento para cumplir con el objetivo central de todo reclusorio: ser un centro de readaptación social.
De acuerdo con el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados, al menos 189 de las 291 cárceles estatales en México (casi 7 de cada 10), tienen autogobierno.
Sobre el hecho de que el 65 por ciento de los reclusorios estatales se encuentren en poder de grupos delictivos -según el estudio de la Cámara de Diputados-, Arellano recordó que el autogobierno ha existido de antaño, pero se disparó gracias a la llamada "guerra contra el narco", promovida por el ex presidente Felipe Calderón, quien, "sin tener la condiciones elementales", desató una supuesta persecución contra criminales organizados.
Al no contar con reclusorios adecuados, los narcos ingresaban como "Pedro por su casa", y es así cuando el autogobierno adopta su mayor auge en la historia del país. Consideró que ante la falta de profesionalización de las autoridades penitenciarias, los reclusorios se convierten en un "botín" de intereses políticos, delincuenciales, económicos y sociales.
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