MIGUEL ÁNGEL MANCERA-PARTICIPACIÓN EN EL PLENO DE ASUNTOS INDÍGENAS
Ciudad de México a, 27 de abril de 2017.-Transcripción de las palabras del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, al participar en el Pleno de Asuntos Indígenas, en la ONU, Nueva York, Estados Unidos.
Muchas gracias, muy buenas tardes a todas y a todos ustedes.
Quiero decirles que para la Ciudad de México es un gran honor encontrarnos en esta sede de Naciones Unidas. Quiero agradecer la presencia de la señora Victoria Tauli-Corpuz, relatora especial de Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas; es un verdadero honor poder exponer este texto con la presencia de usted.
Saludo a todos los integrantes de esta mesa principal y por supuesto, en el marco de estos 10 años de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas es para nosotros absolutamente relevante encontrarnos para poder plantear lo que ahora expondremos.
Estamos aquí para plantear, para exponer nuestra experiencia, para platicar con ustedes cómo hicimos, cómo logramos establecer en la Constitución de México los derechos de las personas indígenas, comunidades y pueblos originarios.
La Ciudad de México tiene una composición pluricultural, pluriétnica y plurilingüística. Nuestras culturas originarias desarrollaron su propia arquitectura; formas de organización política; escritura, religión, agricultura y alimentación basada en el cultivo del maíz, el nopal, el amaranto, el chile y el frijol.
Nuestra ciudad puede ser considerada como la Capital indígena de América tan sólo por el número de personas que se adscriben como indígenas, hablamos de más de 784 mil personas, que representan el 8.8 por ciento del total de nuestra población. Además, es ejemplar que en este territorio haya el registro de 55 lenguas indígenas, con más de 129 mil hablantes.
Náhuatl, Mixteco, Otomí, Mazateco, Zapoteco, Huichol, Huasteco, Tzeltal, Tzotzil, Triqui, Zoque, Maya, Mazahua, Lacandón, Rarámuri, Purépecha, Quiché, Tojolobal, Yaqui, Popoluca, Chinanteco Chichimeca, Totonaca, Mixe, Pame, son algunas de las culturas y lenguas vivas que hoy tiene nuestra ciudad.
Cómo no sentirnos orgullosos de esta rica herencia cultural que vive y que se construye hasta nuestros días.
Al tiempo, es lamentable que históricamente los pueblos originarios y comunidades indígenas del país vivan en condición de pobreza y marginación, condiciones que ha derivado en el desconocimiento de sus derechos humanos, la invasión de sus territorios, el despojo de sus riquezas naturales y su exclusión en procesos políticos y económicos y que por consiguiente, se ha traducido en injusticia y en desigualdad.
En 2013, en un esfuerzo sin precedente, el gobierno que encabezamos lanzó la primera encuesta sobre discriminación en la Ciudad de México. Uno de los hallazgos más alarmantes que tuvimos fue descubrir la terrible exclusión que padecen los indígenas. Estamos ciertos que para avanzar en esta tarea primero debemos conocer y reconocer esta realidad.
Tras este diagnóstico, debimos reconocer, como he dicho, que tanto en la Ciudad de México, como a nivel nacional la agenda indígena aún presenta rezagos en el ejercicio de los derechos individuales y colectivos.
Ante ello, la idea de contar con nuestro propio texto constitucional representa una oportunidad para perpetuar la relación entre el gobierno y los pueblos indígenas de la ciudad. Así nos dimos a la tarea de revisar documentos, consultar a expertos nacionales e internacionales.
Con este ánimo se determinó partir de los avances que se han generado en el marco jurídico nacional e internacional en materia de derechos civiles.
Al revisar la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Pueblos Indígenas observamos que, en esencia, representaba una base solida para establecer un nuevo arreglo institucional con nuestras comunidades.
Entre otros temas, establece el disfrute pleno de sus derechos humanos y libertades fundamentales; mandata la no discriminación por origen étnico; establece el derecho a la libre determinación y plantea la obligatoriedad de consultar a las comunidades sobre asuntos de gobierno que puedan afectarlas.
Al finalizar el análisis nos preguntamos: "¿Por qué no retomarlo? ¿Por qué no impulsarlo? ¿Por qué no hacerlo realidad? ¿Por qué no plasmarlo en un documento cultural?".
Así fue como decidimos incorporar esa declaración, y la conclusión lógica fue: si existe la Declaración, si esos son los derechos mínimos en el mundo pues la Ciudad de México debe reconocer esos derechos; no puede ir por menos, no podría ir por menos, no debería ir por menos.
Así fue que se ha decidido y se decidió incluirlo, como resultado de discusiones, talleres, seminarios y foros se planteó, en definitiva, acotar la Declaración de Naciones Unidas en este proyecto de Constitución de la Ciudad de México, de la primera Constitución de la Ciudad de México.
Aquí debo subrayar las sinergias que se generaron con organizaciones de la sociedad civil, a quienes por supuesto reconocemos su participación activa en el proyecto, así como instituciones académicas y los diversos órdenes de gobierno.
El siguiente paso fue llevar a cabo una consulta con la participación libre e informada, eso es muy importante recalcarlo, informada de las personas indígenas; este proceso fue exigido por ellos, advirtiendo que no se podía aprobar una Constitución sin su refrendo.
Además de que en aquellos días recibimos en la Ciudad de México la importante visita de la relatora de Naciones Unidas sobre los Derechos Indígenas, la señora Victoria Tauli-Corpuz, a quien por supuesto, agradezco su atención y apoyo en todo este proceso.
Una vez que la Declaración fue incorporada al proyecto constitucional correspondió a la Asamblea Constituyente, de quienes se hayan dos representantes aquí: el señor Encinas y don Porfirio Muñoz Ledo; de liderar, trabajar, convencer, debatir y debo reconocer el trabajo puntual de la Asamblea Constituyente donde predominó eso: el diálogo, el diálogo político y la suma de voluntades.
Todas las fuerzas políticas representadas aquí, todas, votaron por unanimidad este proyecto, ningún voto en contra, ninguna abstención.
Todas y todos estuvimos de acuerdo en contribuir a saldar la deuda histórica hacia las personas indígenas y sus comunidades, porque al incluir íntegra la Declaración en nuestra Carta Magna, la hemos hecho vinculante.
Es importante señalar también que tras su aprobación, la Constitución fue impugnada, justo ahora enfrenta acciones de inconstitucionalidad y controversias constitucionales por parte de diversas instancias.
Sin embargo, estamos ciertos de que la Constitución saldrá fortalecida, que en este proceso vamos a defenderla, en este proceso vamos a trabajar para que no se reste ningún derecho a los habitantes de la ciudad y mucho menos, se quiten los derechos a las comunidades indígenas, pueblos y barrios originarios.
La promulgación de la Constitución es apenas el inicio de un proceso, un proceso cuyo siguiente desafío es la implementación, estamos conscientes de ello.
Durante los próximos meses debemos construir la legislación secundaria; reforzar las instituciones; definir el presupuesto transversal y suficiente; rediseñar programas y acciones con reglas de operación claras, sencillas y ajustadas al marco constitucional. También debemos profesionalizar a nuestros servidores públicos para dar mejor atención, con respeto a los derechos humanos y con ánimo de servicio.
Todo el gobierno de la ciudad debe tener claro que atender a la población indígena es una prioridad.
Asimismo, este plan de acción contará con un seguimiento puntual, con informes periódicos, evaluaciones de desempeño y resultados sustentados en mecanismos de medición, metas e indicadores algunos de los cuales están planteados en la propia Constitución. Hago propicia la ocasión para solicitar el apoyo de los expertos de Naciones Unidas... para dar seguimiento y verificar que este plan se cumpla a cabalidad.
Quiero compartirles que no partimos de cero, la Ciudad de México cuenta hoy con una política de atención integral que conecta la medicina tradicional y herbolaria, contribuyen a la permanencia escolar, concede apoyos a proyectos productivos y promueve la comunicación comunitaria a través de los derechos lingüísticos.
Tenemos un seguro de empleo y actualmente se construye el Centro Cultural y Artesanal Indígena y el Centro de Interculturalidad para ofrecer trabajo y actividades de capacitación respectivamente. También se brinda acompañamiento jurídico a los indígenas en reclusión, a quienes se apoya con servicios de interpretación, traducción y en muchos de los casos hemos logrado ya su excarcelación y retiro.
Señoras y señores, representantes de los pueblos indígenas del mundo, quiero reiterar en esta incomparable tribuna, en esta gran oportunidad que en la Ciudad de México las personas indígenas y sus comunidades tienen derechos, conservan sus tradiciones y costumbres, son iguales a los demás pueblos y a la vez, diferentes y como tal deben ser respetados.
Estamos ante un desafío, pero también ante una oportunidad. En el momento actual que vive nuestro país, México, estamos obligados a cerrar filas, a fortalecer nuestro sentimiento de identidad como nación, como comunidad en torno a los pueblos indígenas, a los pueblos originarios; que es justamente donde se encuentran nuestras raíces.
Sé que podemos hacerlo, todos los retos hasta ahora los hemos superado, Gobierno y sociedad hemos logrado grandes avances en la atención de la primera infancia; en la protección de los derechos a la mujer; en el ejercicio de los derechos de personas mayores; de las poblaciones LGBTTTI; las personas con discapacidad y por supuesto, de los migrantes.
Si damos buenos resultados, tenemos confianza de que deberá replicarse en todo el país. Este ejemplo de la Ciudad de México debe dispersarse, debe alcanzar el nivel nacional. Si fue factible aquí, con el concierto de todas las fuerzas políticas, no vemos ningún obstáculo para que pueda replicarse en el país como ocurre ya con mucha de la política social que se aplica en la Ciudad de México.
Por su atención y por esta magnífica oportunidad para comentar la Constitución de la Ciudad de México, muchísimas gracias.
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