Sólo 31 años estuvo en pie el primer hipódromo de la Ciudad de México, tiempo en el cual la zona no tuvo un desarrollo importante en cuanto a las vías de acceso, además de que el área era muy insegura; debido a esto fue cambiado más al sur. El Hipódromo de Peralvillo fue inaugurado en 1882 y 1913 derruido, el cual tenía capacidad para 4,720 personas.
El historiador Manuel Rivera Cambas asegura en su libro México Pintoresco, Artístico y Monumental, ese fue el primer hipódromo formal de la Ciudad de México. Antes de esto, las carreras de caballos se improvisaban lo mismo en los terrenos de San Lázaro que en el Rancho de Nápoles, "cerca del pueblo de la Piedad".
Por cierto, para edificar el hipódromo, se compró a Soledad Azcárate de Tayera, un gran terreno de 600 000 metros cuadrados, al poniente de la Garita de Peralvillo, a unos 200 metros de la Calzada de la Ronda, que por el oriente llegaba casi a la Calzada de los Misterios sobre la cual corrían las vías de Ferrocarriles Nacionales de México que iba al puerto de Veracruz.
El costo del hipódromo ascendió a 30 mil pesos de entonces y contaba con una pista oval medía 1,500 metros, la recta 600 metros.
Ahí se celebraban dos temporadas clásicas: la de primavera y la de otoño y, esporádicamente, carreras y otros espectáculos organizados por los clubes hípicos alemán, francés y militar. También fue teatro de carreras de bicicletas y de la primera carrera de automóviles celebrada en la Ciudad de México, que se efectuó el 27 de enero de 1903, organizada por la colonia alemana para celebrar el cumpleaños del Emperador Guillermo II.
El hipódromo fue un proyecto del General Pedro Rincón Gallardo, quien fundó la Sociedad Mexicana de Carreras de México (Jockey Club), teniendo como socios a Porfirio Díaz Jr., las familias Casassús, De la Torre y Mier, Barniff, Pearson, Sánchez Ramos, Escandón, Limantour, Scherer, así como Francisco Somellera, Francisco Lizardi, Manuel Loera, Eduardo Rincón Gallardo, Bermejillo y Pimentel y Fagoaga, entre otros. De este modo la Sociedad Mexicana de Carreras tuvo que aumentar su membresía a 70 afiliados.
Las instalaciones del Hipódromo de Peralvillo tenían una sala de armas, gabinetes para fumar y dormir la siesta, boliche, comedores, salones de lectura, billar, todo lo necesario para el uso exclusivo de los miembros del Club. Esta sociedad conocida como Jockey Club Mexicano, tenía su casa sede en la "Casa de los azulejos" en 1883, en la que permanecieron por casi 30 años.
Como ya se dijo, al paso del tiempo se consideró que el acceso era difícil, por lo que se acordó construir uno nuevo en terrenos de la ex-hacienda de la Condesa de Miravalle, actual Colonia Condesa, mucho más accesible y con mejor clima, el cual se inauguró en 1910, con todo lujo y pompa.
El Hipódromo de Peralvillo fue finalmente desmantelado en 1913. En terrenos ubicados frente al Hipódromo estuvo la Garita de Vallejo que, al desaparecer, sirvió para alojar las oficinas y talleres de la fábrica La Consolidada. Al caducar el contrato que el Jockey Club Mexicano tenía con el gobierno del Distrito Federal, este predio fue ocupado por las autoridades de la Ciudad de México.
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