Crece desconfianza de ciudadanos en instituciones políticas: Flacso. *Elitismo partidario y malos desempeños gubernamentales: Las principales causas de la desconfianza ciudadana en México: José del Tronco * Desconfianza política de mexicanos arraiga corrupción y erosiona legitimidad del régimen Ángel Iturralde Desde el inicio de la alternancia durante el período 2000, la desconfianza de los ciudadanos mexicanos en las instituciones representativas no ha parado de crecer, afirma José del Tronco, investigador de La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México en el artículo Las causas de la desconfianza ciudadana en las instituciones políticas en el México democrático, publicado en la revista Perfiles Latinoamericanos No. 40. El investigador de la FLACSO considera que la confianza política es esencial para la democracia en su formato representativo, al vincular a los ciudadanos con las instituciones diseñadas para representar sus intereses. Ello es particularmente cierto para países con regímenes democráticos recientes, como México, donde la experiencia de los ciudadanos en su relación con las instituciones de gobierno no favorece la emergencia de pautas de confianza generalizada. Este fenómeno generalizado de alienación y cinismo resulta de máxima gravedad, dados los desafíos que enfrenta el Estado de Derecho en el país -corrupción, crimen y abusos de derechos humanos-. Ello erosiona de manera significativa la legitimidad del régimen político (Parametría, 2012), por lo que desentrañar sus causas es importante para el fortalecimiento de la institucionalidad democrática. Basado en el análisis de la Encuesta Nacional de Cultura Política (2008), el politólogo afirma que el ciudadano típico que desconfía de las instituciones políticas en México tiene el siguiente perfil: Considera que las decisiones; partidarias y de gobierno no toman en cuenta sus intereses ni lo que piensa; Cree que las decisiones de gobierno suelen ser poco transparentes; Suele considerarse independiente, o simpatizar con el PRD; Su evaluación del desempeño económico es negativa, y cree, mayoritariamente, que las elecciones en el país no son limpias. Como conclusión de su investigación, Del Tronco afirma que en México el factor estructural que más influye en la desconfianza ciudadana es la falta de representatividad de los políticos y las políticas, combinado con una evaluación negativa del desempeño económico e institucional. En la encuesta se asegura que las variables que explican la desconfianza ciudadana son muy similares en el caso de los partidos políticos y los diputados, y ligeramente diferentes en el caso del presidente. En las primeras dos instituciones, las variables con mayor poder explicativo (responsiveness y eficacia política externa) refieren a la "calidad de la política" con la sola excepción de la identificación partidista, correspondiente al enfoque culturalista. Por su parte, en el caso de la desconfianza hacia el presidente, se agregan a estas variables dos indicadores de la calidad del desempeño: el funcionamiento deficiente de la economía respecto del año anterior (calidad de los resultados) y la creencia en que las elecciones no fueron limpias. Las causas de la desconfianza política en México (calidad institucional), que impactan negativamente en la disposición de los ciudadanos a confiar en el jefe de Estado. Asimismo agrega que el documento que en tal sentido, la desconfianza de los ciudadanos mexicanos en las instituciones representativas está determinada, como en el resto de América Latina —pese a las diferencias históricas y culturales— por la percepción del desempeño institucional, aunque sí existe cierta especificidad en las expectativas que tienen acerca del origen y funcionamiento de cada una de ellas. El estudio añade que los trabajos realizados a lo largo de los años 2000 —ya iniciada la alternancia— muestran algunas tendencias interesantes que es necesario recuperar: a) los mexicanos presentan niveles significativos de valoración normativa del régimen democrático: seis de cada 10 mexicanos consideran que es el mejor régimen de gobierno, y tres de cada cuatro creen que vivir en democracia es bueno o muy bueno; b) la satisfacción con la democracia entre los mexicanos es muy baja. Pese a un leve aumento en el período 2000-2003, en promedio sólo uno de cada cuatro está satisfecho con el funcionamiento de la democracia, lo que ha sugerido que los mexicanos pudieran ser caracterizados como "demócratas insatisfechos"; c) los mexicanos mantienen cierto nivel de escepticismo frente a las instituciones representativas, especialmente los partidos políticos y en menor medida los diputados. En ese sentido, los niveles de confianza han disminuido desde 2001 de manera progresiva, hecho que ha desembocado también en el crecimiento del abstencionismo, especial ¿y paradójicamente? en los sectores mejor educados, con bajos niveles de identificación partidista. Finalmente el estudio remata: "La única excepción —ya evidenciada en el documento para el resto de América Latina— es la confianza en el jefe de gobierno. Para algunos autores, la desconfianza institucional como resultado del bajo desempeño de partidos y parlamentos conduce a la personalización de los procesos políticos (García Clark, 2003), mientras que para otros es más bien el resultado de esquemas culturales previos, vinculados al caudillismo. Aquí nos postulamos partidarios de la primera corriente, pero en cualquier caso, la relación entre ambos fenómenos —como se sugiere en las conclusiones finales— parece cada vez más evidente". |
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