Cientos de manifestantes del movimiento Occupy Wall Street (OWS) arremetieron una vez más contra el gobierno estadounidense, las grandes corporaciones y el sistema en general, desde primera hora de este jueves en el corazón financiero de Nueva York. Con cánticos y carteles intentaban demostrar que a pesar de que muchos de los activistas fueran desalojados en la madrugada del martes del paque Zuccotti, donde estaban instalados desde hace dos meses, el movimiento que dice representar al 99% de la población sin privilegios "es más que carpas". Según dijo a BBC Mundo uno de los intelectuales de izquierdas más conocidos en EE.UU., el lingüista y profesor Noam Chomsky, los últimos acontecimientos han reforzado el "considerable éxito" de OWS, nacido como reacción popular a la desigualdad económica.Otros, desde una posición más crítica, opinan que "para sacar adelante al país" los manifestantes deberían dejar las marchas y volver a trabajar. Dicen identificarse con el 53% de la población que paga puntualmente los impuestos.
Noam Chomsky La iniciativa de este jueves, bautizado como "día de acción" y que tuvo su réplica en otras ciudades estadounidenses, era marchar hacia la Bolsa y tomar Wall Street, pero la fuerte presencia policial impidió que accedieran al lugar. Hacia las siete de la mañana, hora local, se pudo ver a hombres de traje camino del trabajo que forcejeaban para abrirse paso entre los manifestantes, que gritaban "¡Wall Street cerró!". Poco después, algunos de los activistas eran arrestados. Más tarde tenían programado tomar las estaciones del metro, en una serie de medidas planeadas antes de que la policía desalojara a los activistas de su campamento, alegando falta de saneamiento y riesgo para la salud pública. De acuerdo a los corresponsales de la BBC en Nueva York, los eventos de este jueves mostrarán si sigue vivo un movimiento que inspiró manifestaciones similares en capitales de todo el mundo. "Es un momento precioso para tomar otra vez las calles, especialmente después del desalojo. Necesitamos probar que podemos existir en cualquier lugar. Va más allá de un único barrio, realmente es una idea", dijo a la prensa este jueves Rachel Falcone, una activista de 27 años de Brooklyn. Ciertamente, la redada del martes en el Parque dispersó al grupo, y en las últimas horas quedaban apenas dos decenas de activistas en el sitio donde hasta hace poco se concentraban cientos. "Actuaron como era previsible que lo hicieran las autoridades cuando desafían los centros de concentración de privilegio y poder", dijo Chomsky a BBC Mundo. Pero el polemista señaló que el desalojo puede haber sido una "bendición disfrazada". "La represión puede ser un estímulo para pasar a la siguiente fase: llegar a las comunidades, educando y organizando, construyendo una base popular sólida para revertir el círculo vicioso que ha concentrado la riqueza y el poder, y socavado la democracia, dañando a la gran mayoría: el 99%, para usar la terminología del movimiento", dijo el pensador. OWS es una reacción popular similar a la de los indignados en Madrid, y denuncian la arbitrariedad de que millones de dólares hallan sido entregados por el Estado para rescatar a un sector financiero que ha vuelto a pagar bonos a sus empleados, mientras el estadounidense promedio no ha recibido ayuda y no encuentra trabajo. Para Chomsky, OWS "ha tenido un éxito considerable. Ha colocado bien alta en la agenda pública, con claridad y firmeza, la percepción silenciada de la gran mayoría, víctima del coletazo neoliberal de la generación pasada". "Pero las metas no se alcanzarán fácilmente. El poder y la riqueza no ceden fácilmente", agregó. La policía de Nueva York esperaba que OWS afectara el tránsito este jueves y se preparó para que quizá "decenas de miles" de personas se sumaran a las protestas. El alcalde delegado Howard Wolfson dijo a la prensa temprano que aunque protegerían el derecho de los manifestantes a la libre expresión y a la asamblea, "la ciudad no tolerará que las masas bloqueen el tránsito en el puente de Brooklyn". "Si la gente viola las leyes, obviamente nos ocuparemos de ello", señaló. Gerard, un manifestante de 28 años que prefirió no dar su apellido, dijo que dudaba que la policía confrontara a los manifestantes como en otras ciudades del país, donde se registraron episodios de violencia. "Esto es a plena luz del día y todo el mundo está mirando", dijo. |
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