WASHINGTON, D. C.- Fue un discurso fuerte y conciso, un discurso que fue aplaudido 26 veces, un discurso que puso de píe en seis ocasiones a la mayoría de los congresista norteamericanos y a invitados especiales presentes en el Capitolio.
Sí, el discurso del presidente Felipe Calderón, fue aplaudido fuertemente por casi todos, excepto por los legisladores Republicanos a los que no les gustó que el Presidente de México se manifestara contra la llamada Ley Arizona y el tráfico de armas hacia nuestro país.
Incluso, los Republicanos abandonaron el salón de sesiones cuando aún el mandatario mexicano no terminaba de pronunciar un "'¡Viva México!" en español, como frase final de su alocución en el que el idioma inglés predominó.
Y ahí estaba la mayoría, de pie, elogiando el discurso de Calderón, el mismo que en un lapso de 24 minutos dijo: "he venido aquí como su socio y amigo" y parafraseó también a Franklin D, Roosevelt, al decir que "el único límite para hacer realidad el mañana serán nuestra dudas de hoy"".
En la sala de sesiones del Capitolio estaba congregada también gente de sus confianzas, como los secretarios de Relaciones Exteriores, Hacienda y Economía, así como algunos de sus críticos como el perredista Carlos Navarrete, quien fue uno de los que más aplaudió su discurso.
Arriba, en las gradas del primer piso, la primera dama del país, Margarita Zavala, miraba conmovida y entusiasmada a su esposo, mismo que al llegar a la tribuna le dedicó una suave reverencia, misma que le fue devuelta.
Y vino entonces el discurso, un discurso que puso de pie en seis ocasiones a la mayor parte de los congresistas estadounidenses, sobre todo cuando se tocaron temas tan esperados como el combate al narcotráfico y el de migración.
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